12.4.08

Beso de ángel



No me beses, nunca es suficiente para un ángel, es una señal inequívoca de lo que eres y siempre has pretendido ser. No eres virgen por más que desde bien comprimida te hayan enseñado que los ángeles son así de puros, y que te quede bien claro que nada tiene que ver con la pureza. Debiste haberte desencadenado mucho antes de las garras tiranas, la vida es un río que va a parar a la mar y cuando paremos tenemos que saber nadar, y para aprender a nadar hay que ir tanto a escuelas de tiranos como a camas lacónicas. No fue una buena elección beber la perversidad... caíste. Raphaela resistió, si bien pasaba brebajes en oferta al clero nupcial celestial con caviar y ambrosía, y siempre dudó de las verdaderas intenciones de los ángeles tanto blancos como negros. Las antítesis que le fueron mostrando resultaron ser más simbióticas sin embargo conforme a sus propios encuentros por la vida. Y cuando descubrió al mismo malhechor que traicionaba a su propia sangre le dieron ganas de suicidarse, ganó tiempo que fue el que se tarda en morir hasta que alguien la rescató y la llevó a su luz. Fui yo. Tú has visto demasiadas cosas a lo largo de estos siglos, persiste en tu relato visceral.

7.4.08

Miedos

Vivimos ansiando nuestros deseos y esquivando nuestros miedos hasta que nuestros deseos se hacen evitables y nuestros miedos se convierten en deseables. Ese día nos sentiremos vivos porque habremos sido capaces de romper con lo que nos rodea para encontrarnos a nosotros mismos y desearnos, sin miedo.

6.4.08

Diálogo

Dice la razón: Busquemos
la verdad.
Y el corazón: Vanidad.
La verdad ya la tenemos.
La razón: ¡Ay, quién alcanza
la verdad!
El corazón: Vanidad.
La verdad es la esperanza.
Dice la razón: Tú mientes.
Y contesta el corazón:
Quien miente eres tú, razón,
que dices lo que no sientes.
La razón: Jamás podremos
entendernos, corazón.
El corazón: Lo veremos.
A. Machado

1.4.08

Poder


Hastiado del calor, el príncipe lo cogió de la roca sin ninguna dilación. Mientras el musgo recorría su cuerpo, emergía en palabras: refréscate ahora hasta que tomes la zona en que se encuentra mi vigía el ciempiés. Dos moralejas. La primera, que odio: "el poderoso toma lo que desea cuando lo desea y siempre se anda con cuidado". Y la segunda, que me encanta: "por mucho cuidadito que tenga no le va a salvar ni Perry, se lo merece".

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