12.12.05

pena

Uno, dos, tres, y respiro. Mis labios se cierran, mi nariz se abre, aspira, retiene, sigue reteniendo, y finalmente libera. En cuarenta segundos se me han cruzado cientos de imágenes por la mente. Y, realmente, me siento más libre, aunque apenado por los ocupantes del md dc9.

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